lunes, 21 de septiembre de 2009

La guerra de Sucesión

FELIPE V



LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA (1700-1713) Y SU IMPACTO EN TIERRAS ACCITANAS *
1. Marco general de la guerra de sucesión a la corona española.
La decadencia de España, expresada en las derrotas sufridas durante el reinado de Felipe IV(1621-1665), movieron al rey francés Luis XIV a proponer al emperador Leopoldo I un tratado de reparto de la monarquía española (19 de enero de 1668, ratificado el 2 de febrero), dando por descontada la pronta muerte del rey de España Carlos II. Austria recibiría España menos Navarra y Rosas, Milán, Cerdeña y los presidios de Toscana y las Indias; Francia, además de Navarra y Rosas, Sicilia, Nápoles, Flandes, el Franco Condado, las plazas de África y Filipinas. Era una liquidación del imperio español en Europa.
Pero la política agresiva de Luis XIV, que concitó la animadversión de las demás potencias, así como la prolongación de la vida de Carlos II y sus dos matrimonios, hicieron posponer la idea del reparto. Sin embargo, la falta de sucesión directa de Carlos II, hizo rebrotar las ambiciones sobre los territorios de la corona española.
Al constituirse en 1689 la Gran Alianza contra Luis XIV, se incluyó un acuerdo secreto por el que Guillermo III de Inglaterra garantizaría a Austria sus derechos a la herencia española si el rey Carlos II moría sin hijos, excluyendo al Delfín, hijo de Luis XIV, y el emperador compensaría al elector de Baviera de sus pretensiones concediéndole Flandes. España se adhirió a la alianza en 1690, pero no admitió la exclusión de la rama bávara ni la cesión de Flandes.
En 1698 Luis XIV, tras la paz de Ryswick, sugirió a Guillermo III un reparto de la monarquía española ante la gran posibilidad de que muriera Carlos II sin descendencia, ofreciendo al rey inglés el papel de árbitro con el objeto de impedir el excesivo acrecentamiento de poder de la Casa de Borbón o de la de Austria, si una de ellas recibía la mayor parte de la herencia. A esta idea respondió el tratado de la Haya de 11 de octubre de 1698, entre Francia, Inglaterra y Holanda, por el que se entregaba a José Fernando de Baviera la parte principal de la monarquía: los Países Bajos, España y las Indias; el Delfín de Francia recibiría Nápoles, Sicilia, los presidios de Toscana, el marquesado de Finale y Guipúzcoa; el archiduque Carlos de Austria recibiría Milán. La noticia de este tratado provocó gran indignación en España, dando lugar a que Carlos II hiciera testamento dejando la monarquía íntegra a su sobrino José Fernando de Baviera el 11 de noviembre de 1698. Pero este niño murió el 5 de febrero de 1699, con lo que el problema siguió abierto.
Luis XIV de Francia era partidario del reparto, mientras que el emperador Leopoldo de Austria quería toda la herencia para su casa. Ello supuso que cuantos tratados de reparto planteara Luis XIV a espaldas de Austria, fueran rechazados por ésta. De aquí que la lucha se trasladara al escenario de la propia Corte española, donde los partidarios de una u otra potencia pugnaron por imponer sus criterios. Al final, Carlos II se decidió a otorgar el testamento definitivo que cedía toda la herencia del Imperio español al nieto de Luis XIV, con el deseo de evitar su desmembración. De esta manera empezaba la Guerra de Sucesión. (1)
Una diplomacia más prudente por parte de Luis XIV quizá hubiera evitado la guerra. El miedo a una mediatización del Imperio hispánico por parte de Francia unió a las demás potencias. No en vano, Las Indias eran la más importante fuente de aprovisionamiento de metales preciosos en la época, motor indispensable para el desarrollo económico y con una importancia comparable al petróleo en el mundo actual. (2)
Los escenarios principales del enfrentamiento militar fueron los campos de Flandes y el Rhin, donde se empeñarían las principales batallas y se ventilaría el predominio militar en Europa. Dentro de la península ibérica, las hostilidades empezaron con gran retraso, aunque con el agravante de haberse convertido en una guerra civil.
Las razones de la conversión del conflicto en una guerra civil dentro de España, habría que buscarlas en la experiencia de los últimos reinados. Castilla había sufrido extraordinariamente, lo que había arruinado el prestigio de la dinastía, mientras que los países forales se habían beneficiado de la debilidad gubernamental y empezaban a gozar de los inicios modestos, pero claros, de una clara recuperación económica. El sentimiento austracista que ya latía hacia 1700 en los reinos orientales, sobre todo entre las clases medias y bajas, no hubiera llegado a rompimiento armado sin la presencia de los ejércitos extranjeros. En los reinos orientales, especialmente en Cataluña existía un fuerte sentimiento antifrancés, derivado de la ocupación del país en la época de 1640 a 1659. Y una vez empezada, la propia guerra avivó el sentimiento de enfrentamiento. Los castellanos se irritaron al ver portugueses en Madrid, y la propaganda borbónica aprovechó la presencia de protestantes en las filas enemigas, queriendo convertir a la guerra en un conflicto religioso, pretensión bastante curiosa si se recuerda que el Papa llegó a reconocer al pretendiente austriaco y que la España borbónica estuvo al borde del cisma. (3)
2. La vision de la guerra desde Guadix.
La ciudad, regida por el corregidor don Manuel Antonio de Luna y Peralta y el Obispo fray Pedro Palacios celebrarán honras fúnebres por el rey muerto, Carlos II, tras conocerse la muerte de este. El cabildo, dirigido por el Deán Don Antonio de la Canal y Tovar se encargará de celebrarlas.
Y tras las honras fúnebres por el rey muerto se producen las celebraciones por el nuevo rey, llevadas a cabo el 30 de diciembre de 1700, levantando el estandarte real don Antonio Barradas y Figueroa, marqués de Cortes y Graena como alferez mayor de la ciudad.
Una de las primeras acciones bélicas del reinado tiene aire de cruzada, con la defensa de la ciudad de Ceuta del ataque de los moros, y para la que el Cabildo otorgará cien ducados, a pesar de “la notoria necesidad que esta Yglesia padeze por los continuados accidentes de los tiempos, cortas cosechas vajos precios, anulados los censos de población, oruga que se come los frutos y tanta copia de pobres a la limosna a tiempo que este cavildo la pide a los fieles, para ayuda a levantar la torre que no la tiene esta Yglesia con otras desdichas que cada día se experimentan” (4)
En esta párrafo se expresan dos de las preocupaciones que se reflejarán a lo largo de esta época que comentamos: la edificación de la torre de la catedral y la escasez de recursos para hacer frente a las continuas solicitudes de dinero por parte del Rey.
Parejo a estos problemas se plantean otros de carácter específicamente eclesiástico, como es el de la renuncia al obispado de fray Pedro de Palacios y Tenorio, aceptada por el Rey para “hazerla en manos de su Santidad”, señalándole dos mil ducados “para sus alimentos y poder vivir retirado en un convento” (5)
El sucesor en la silla episcopal se conocerá el mes de abril del año 1702, fray Juan Feyxoo de Villalobos del orden del Carmen Calzado. La toma de posesión la hará, en virtud de delegación, el Deán Don Antonio de la Canal y Tovar el viernes 22 de septiembre de 1702, siendo recibido como Obispo en la ciudad el domingo veintiuno de enero de 1703 “Domingo 21 de Henero de 1703 años a las cinco de la tarde entro en esta ciudad el Illmo Sr. Don fray Juan Feyxoo de Villalobos Obispo deesta ciudad. Vino por el camino de Murcia y salieron a recibirlo por cavildo a la venta de Gor el Sr. Dr. Don Juan Romero maestreescuela y Yo el presente canonigo secretario y alli se le previno comida, aviendo esperado desde viernes en la tarde que fuimos, hasta dicho dia que llego=Jueves 25 de los dichos meses y año, se recibio en la forma que se acostumbra en esta Santa Iglesia= Francisco de Artacho Canonigo Secretario”.(6)
En noviembre de 1703 se produce el cambio en el corregimiento, siendo el nuevo titular don Martín de Abendaño y de la Lama, según carta que escribe desde Madrid el 13 de noviembre y que el Cabildo tratará el 24 .
El año de 1704 se inicia con las quejas del poder real sobre la negativa del estado eclesiástico a contribuir económicamente a las necesidades del Estado. Todo esto es expresión de la perenne necesidad de dinero de un Estado que ha de hacer frente a un conflicto civil e internacional producto del cambio de dinastía.
Las noticias sobre el desarrollo de la guerra son frecuentes. Así, el 8 de septiembre de 1704 se recibe una carta fechada en Madrid el 31 de agosto en la que Don Pedro Cayetano Fernández del Campo, en nombre del Rey, comunica al Cabildo la pérdida de Gibraltar. La carta, leída en sesión de 9 de septiembre, martes, solicita ayuda económica para echar a los enemigos de dicha plaza. El cabildo acordará ofrecer y dar a su Magestad la cantidad de trescientos ducados de vellón. (7)
El año de 1706 se inicia con la muerte del obispo: "miercoles 10 de febrero de mil setecientos y seis años a las diez y quarto de la noche, murio y paso de esta a la mejor vida, el Illmo Sr Don fray Juan Gonzalez Feixoo de Villalobos del Orden del Carmen Calzado, cathedratico de prima en Valladolid, General de su Orden y Obispo de esta Ciudad. Se enterro el dia siguiente por la tarde en la Boveda de la Capilla del Sagrario con la autoridad y ceremonias que acostumbra esta Sta Yga...”. (Libro 25 de actas capitulares del Cabildo de la Catedral de Guadix).
La petición de ayuda espiritual y material por parte del Rey se intensifica en estos primeros meses de 1706. Es año de graves dificultades para el rey Felipe. Mallorca se une al candidato austriaco, y en Aragón se proclamó como rey a Carlos III, incluso en Zaragoza. Por el oeste, desde Portugal, presionaban los aliados, entrando en Madrid, mientras Felipe V y su familia abandonaban la corte y se dirigían a Burgos. Es un momento crítico, en el que únicamente la lealtad de los castellanos salvó la corona de Felipe V. Tras un ambiente de hostilidad generalizada, el pretendiente austriaco se vió obligado a abandonar Madrid y dirigirse a Levante. Allí, en la frontera de Murcia, se produjo uno de los episodios más sangrientos de la guerra. El obispo de esta ciudad, don Luis Belluga, animado de un ardiente celo, organizó la defensa contra los "herejes", y se formaron verdaderos batallones de clérigos que no desdeñaron compartir la sotana con el trabuco, contagiados por el espíritu combativo de su prelado. (8)
El año de 1707 trae buenas noticias para la dinastía, como el nacimiento el 25 de agosto del príncipe Luis quien, andando el tiempo, y por renuncia de su padre Felipe V, reinará entre el 9 de febrero y el 31 de agosto de 1724. Su temprana muerte hará que Felipe vuelva a ocupar el trono.
Los grandes esfuerzos de Felipe V con el apoyo de sus vasallos castellanos empiezan a dar sus frutos. El 25 de abril de 1707 en los campos de Almansa (actual provincia de Albacete) se dio una de las batallas más decisivas de nuestra historia: 25.000 hispanofranceses, bajo el mando de un inglés al servicio de Francia (el duque de Berwick) aplastaron a un ejército de efectivos similares, integrado por ingleses, portugueses, holandeses y alemanes mandados por un francés al servicio de Inglaterra (lord Galloway).
La batalla de Almansa cambiará el signo de la guerra de Sucesión española. Continuaron los desastres exteriores, pero la corona de Felipe V se afianzó de manera definitiva con este hecho de armas, ratificado no mucho después por el de Villaviciosa. (10)
Las buenas noticias también viajan acompañadas. Y a la victoria de Almansa acompaña el nombramiento de un nuevo Obispo, fray Juan de Montalvan. El mismo día de la victoria de Almansa, el 25 de abril, fray Juan de Montalvan expide carta desde Madrid para que el Deán, Don Antonio de la canal y Tovar tome posesión por él del Obispado de Guadix y Baza, habiendo sido nombrado por el Papa Clemente XI, a instancias del rey Felipe V. Posesión que llevará a cabo el señor Deán .(Acta de miércoles 4 de mayo de 1707). Hará su entrada el tres de junio siguiente.
Días después, el 1 de junio, miércoles, el Cabildo aprueba completar la cantidad de 6846 escudos seis reales y veinte maravedises que le corresponde a la Yglesia de Guadix del empréstito de dos millones con que las Stas Yglesias sirven a su Magestad.
El mes de junio es época de alegrías. La guerra marcha en buena dirección para el rey Felipe V: la toma de Aragón es celebrada en la ciudad : "...El sr.Dean propuso como la noche del dia antecedente se avian puesto Luminarias, repicado Campanas y hecho todas las demostraciones de gozo por la noticia de averse restaurado la ciudad de Zaragoza y reducidose a la obediencia de su Magestad todo el reino de Aragon...” (Acta de 7 de junio de 1707). Ello acarreará la supresión de los fueros de Aragón y Valencia el 29 de junio de 1707, decisión de gran repercusión histórica.
El Ayuntamiento y el desarrollo de la guerra.
El Ayuntamiento, encabezado por el corregidor D. Martín de Abendaño y de la Cama, otorgarán un poder a Domingo Gómez de Noriega, procurador de los reales consejos, para pedir exención de impouestos por la mala situación de la ciudad. Para ello argumentarán:
“...hallandose esta ciudad contituyda, en la mas suma pobreza que otra alguna del Reyno pues ademas de no tener sus vecinos trato ni comercio alguno, sino solo el de la labor del campo, sin que ninguno tenga hacienda ni tierras propias, por serlo de mayorazgos y vinculos, que viven en otras ciudades de estos reynos, adonde las conducen sus rentas en granos y obras pias esta, esta dicha ciudad en el prezisso passo, adonde han hecho transito y mansion, todas las tropas que de las Andaluzias an passado estos años a los reynos de Murcia, Balencia y de estos a las dichas Andaluzias y al Puerto de Santa Maria y Cadiz quando desembarco el Principe de Armestad y las Tropas del duque de Populi, y señor D.Francisco de Valasco, visrey que fue de Cataluña, y las que por Almeria desembarcaron de Melilla, y visrey de Mallorca, y otras muchas, por cuyas causas tan notorias a venido y esta en tan suma pobreza y por los demas servicios que mas individualmente se haran saver a su Majestad que no cave en lo posible el que dichos vecinos puedan contribuir el dicho pago del dicho Real derecho de Milicias, que estan deviendo, a cuyos ciertos, justos, y notorios motivos, se junta la general esterilidad de granos, de pan de trigo y cevada, lino y cañamo que an ocassionado en toda la Vega y jurisdiccion de esta ciudad y lugares y cortijos de su Rio las continuas aguas de esta primabera y verano y ynundacion y tempestades de piedra y agua, estendiendose estas a extinguir y a cavar, asimismo los frutos de uba y demas cosechas de que se compone la manuntencion sustento y existencia de los vecinos de esta ciudad cuyos contratiempos son notorios ya, en este Reyno, en cuya atencion dicha ciudad pretende hacer decorosa y rendida suplica a su Majestad sobre lo rreferido para que con su gran benignidad en vista de la justificacion de dichas causas remita a esta ciudad y sus vecinos quanto por ellos se esta deviendo dicho Real derecho y le haga la merced que mas le fuere servido y para que tenga efecto dixeron y otorgaron que davan y dieron su poder cumplido y vastante el que de derecho se rrequiere mas deve y puede valer, a Domingo Gomez de Noriega vecino y procurador de los Reales Consejos en la Corte y villa de Madrid, general, para todos sus pleitos, causas y negocios que esta ciudad tiene o tubiere...y espezialmente para que sobre la remission del dicho Real derecho de Milizias que los vecinos de esta ciudad estan deviendo a su Majestad hasta el dia de la fecha o que se consiga su perdon...”(11)
El año de 1709 es un año clave para Felipe V. El crudísimo invierno de 1708-1709 hizo enormes estragos en Francia, con grave repercusión en la vida del pueblo, lo que unido a la negativa marcha de la guerra (derrotas de Lila y Audenarde), llevó a Luis XIV a abandonar a Felipe en abril de este año de 1709.(12)
La situación se complicó con el apoyo que el pretendiente austriaco recibió por parte del Papa, lo que puso en peligro su aspiración a heredar de manera íntegra lo recibido por el rey Carlos II. A partir de este momento España contaría, por tanto, con dos reyes y con dos nuncios, uno en Castilla y otro en Cataluña. La reacción de Felipe V no se hizo esperar: orden al embajador, duque de Uceda, de salir de Roma y expulsión de Madrid del nuncio Monseñor Zondadari, con todos los honores al caso. El decreto de 22 de abril de 1709 consumaba la nueva situación. Con él se acentuaba el regalismo, confiriendo a los obispos la potestad de dispensar en los casos reservados por Roma y convirtiendo al monarca en "protector de las disposiciones canónicas, patrón universal de las iglesias de estos reinos, dotador y fundador de muchas".(13)
La situación fue tanto más grave cuanto que se decretó la interdicción de toda comunicación con Roma, la prohibición de cualquier transferencia dineraria y la exacción y custodia de espolios, rentas de iglesias vacantes, quindenios, efectos y caudales que se dirigían hacia la Cámara Apostólica. Como instrumento de garantía y de control se estableció el "pase regio" en su acepción más rigurosa: todo documento procedente de Roma sería secuestrado por el Gobierno para su censura y "conocer si de su práctica y ejecución puede resultar inconveniente o perjuicio al bien común o del Estado" (14)
Tres fueron los problemas fundamentales que afectaron a los españoles a raíz del corte de comunicación con Roma, en opinión de Teófanes Egido: las dispensas matrimoniales, el creciente número de diócesis vacantes y los vínculos económicos que ligaban inexorablemente a ambas Cortes. La razón de que a pesar de todos los problemas no hubiera una ruptura formal entre Felipe y el Papado, además de a la cordura del rey borbón hay que atribuirla, según el mismo autor, a profundos intereses económicos. El sistema financiero del Estado español se alimentaba en buena parte -quizás en el mejor renglón de sus ingresos- a base de las prestaciones eclesiásticas, ocasionales hasta Carlos V, perfectamente fijadas a partir de Felipe II, aunque tales servicios no pudiesen llamarse impuestos y estuviesen sometidos a la concesión pontificia. Y de otra parte la curia romana extraía de España ingresos nada despreciables a través de un complicado montaje. De aquí la mutua servidumbre económica que condenaba al fracaso cualquier intento de ruptura duradera entre el rey de España y la Santa Sede. Mientras continuasen estos sistemas consustanciales al Antiguo Régimen español, citando al historiador Domínguez Ortiz,"ni el papa podía recibir dineros de España sin el consentimiento del rey, ni el rey podía percibir tributos de su clero sin consentimiento del papa".
La guerra continúa durante el año de 1710. Y muestra de ello son las cartas que el Rey dirige al Cabildo en petición de oraciones o de dinero o de ambas cosas a la vez.
En octubre la situación se hace angustiosa para el Rey, pues a la peligrosa situación militar se añade las resistencias del cuerpo eclesiástico a contribuir económicamente sin la licencia de Roma.
Las batallas de Almenara (27 de julio) y de Zaragoza (20 de agosto) de 1710 habían permitido al archiduque Carlos de Austria entrar con su ejército en Madrid el 28 de septiembre, donde será recibido con profunda frialdad y apenas halló algunos nobles con quienes formar gobierno; en cambio Felipe se había retirado a Valladolid con un cuantioso acompañamiento. Desde allí requerirá la ayuda de sus súbditos.
La respuesta del Cabildo refleja el enfrentamiento entre la Corona y la Santa Sede: "Señor... Nros Cortos alimentos, nras Personas, y nras Vidas estan con el mayor, y obsequioso rendimto a los Rs Pies de VM para que como Dueño y Señor natural nro disponga VM de todo. Solo Suplicamos a VM nos facilite la deseada anuencia de Su Santidad para seguro de nras conciencias...Guadix de nro Cavildo 6 de octubre de 1710. (15)
La guerra continúa en 1711, pero ya con la seguridad de que la balanza está definitivamente inclinada del lado de Felipe V en cuanto a los territorios peninsulares, tras las decisivas victorias de Brihuega y Villaviciosa (en tierras de la actual provincia de Guadalajara, a orillas del río Tajuña, en la región de la Alcarria), obtenidas el 9 y 10 de diciembre de 1710.
La muerte del emperador alemán José y el ascenso al trono imperial del archiduque Carlos (1711) reabría la posibilidad de restaurar el imperio de Carlos V, cosa que no interesaba a las potencias europeas, en especial a Inglaterra, nada propicia a sustituir una posible hegemonía francesa por otra austríaca. La llegada de los torys al poder perfilaba en el ambiente la próxima paz. Por ello, el esfuerzo hay que continuarlo.
La guerra en el año de 1713 toca a su fin. Únicamente Cataluña y señaladamente la ciudad de Barcelona se resisten a las armas de Felipe V.
El sitio a la ciudad terminará un año después, el 11 de septiembre de 1714, con la eliminación de los fueros catalanes y el establecimiento del centralismo borbónico.
Importantísima para el Cabildo y la Iglesia de Guadix va a ser la Cédula Real que va a permitir la terminación de la Catedral, expedida en Madrid el 19 de septiembre de 1713, y tratada en la reunión del cabildo de 2 de octubre del mismo año, y por la que se calcula que "segun la planta para fenecer la Obra se necesitan hasta sesenta mil ducados, y diez mil para acavar la torre..". Para hacer frente a esos gastos se señala:"... que el valor de las rentas de Diezmos en especie de mrs y granos de Vos el dho Obpo, Prebendados de essa Yglesia sus fabricas mayor y menor, el hospital, y las fabricas menores que son una en cada Paroqa de essa Ciudad y en la de los lugares de su dezmeria la del Marquesado de Zenete, y la de Gor importan mas de treze mil fanegas en granos de todos generos, y en mars doze mil y cien Ducados de vellon de todas las dezmerias gastandose en administrarlos y recogerlos veinte y tres mil Rs de Vellon y que Yo tengo por mis tercias Rs dos mil seiscientas y quarenta fanegas de todo genro de Granos, sin otro noveno de mrs, y el Marques del Zenete cinco mil trescientas y settenta fanegas de granos de todos generos y en mrs tres mil y nobecientos Ducados, y el de Gor mil ducados en mrs y puesto dho mi Consejo en mi Rl noticia todo lo referido fui servido por resolucion a Consulta suya condescender a Vuestra instancia y mandar consignar la octava parte de Diezmos de esse Obispado para el efecto que expressais y en su conformidad por una mi Real Zedula de veinte y nuebe de Julio proximo passado expedida por mi Consejo de hacienda fui servido mandarle diesse las ordenes y despachos convenientes para el entero cumplimiento de lo por mi resuelto..." (Acta del lunes 2 de octubre de 1713).
A partir de aquí se inicia una nueva època, con una dinastía, los Borbones, que ha logrado asentarse definitivamente en la Corona española, a costa de la guerra civil. Pero la unidad peninsular se ha mantenido y alejado definitivamente el peligro de una secesión de los reinos unidos desde la época de los RRCC. Para Guadix va a significar el logro de la terminación de la obra insignia de la ciudad: la Catedral.
N O T A S :
*Este estudio es un extracto de un trabajo, en dos partes, publicado por el autor en los números 6 (enero-diciembre de 1993) y 7-8 (enero-diciembre 1994-95) del Boletín del Instituto de Estudios “Pedro Suárez”.
(1) Ramón Ezquerra en Diccionario de Historia de España de Germán Bleiberg, "Tratados de reparto", volumen 3 páginas 450-451. Alianza Editorial. Madrid 1979.
Domínguez Ortiz, Antonio: Sociedad y Estado en el siglo XVIII español. Editorial Ariel. Madrid 1976,página 25 y siguientes.
Domínguez Ortiz, Antonio: obra citada, página 37 y siguientes.
(Acta de 16 de julio de 1701, libro 24 de Actas capitulares del Cabildo de la Catedral de Guadix)
(5)(acta de 26 de julio de 1701, libro 24 de Actas del Cabildo de la Catedral de Guadix)
(6)(acta de 25 enero de 1703 del Cabildo de la catedral de Guadix)
(7)(acta de viernes 12 de septiembre de 1704)
(8)(Calvo Poyato, José: “la guerra de Sucesión”. Editorial Anaya, 1988. Madrid, página 51 y siguientes).
(9)(Acta de 2 de octubre de 1706, folio 45 del libro 25 de actas capitulares del Cabildo de la catedral de Guadix).
(10)De la Cierva, Ricardo: Historia militar de España, tomo IV, capítulo con el título “dos batallas que valen un reino”. Editorial Planeta, 1984).
(11) (Escritura de poder que la ciudad otorga a Domigo Gómez de Noriega, procurador de los relaes consejos, el día 19 de julio de 1707, pidiendo exención de impuestos por la mala situalción de la ciudad. Archivo histórico de protocolos. Guadix. Legajo de Antonio Ruiz Valdivia (1707 a 1721, página 29 y siguientes)
(12) (Domínguez Ortiz, Antonio: “Sociedad y Estado en el siglo XVIII español. Editorial Ariel. Madrid 1976, página 29 y siguientes, donde describe la penosa situación del país, en diferentes regiones, en este año de 1809 y siguientes)
(13) (Egido, Teófanes: “El regalismo y las relaciones Iglesia-Estado en el siglo XVIII” en Historia de la Iglesia en España de Ricardo García Villoslada, publicada por la BAC, volumen IV, página 125 y siguientes).
(14)(Egido, Teófanes, obra citada, mismo volumen, página 163)
(15)(Acta de domingo 5 de octubre de 1710). La carta se entregará al corregidor de la ciudad D.Luis de Guzmán y Córdoba "para que la encamine respecto de no aver correo".



En esta guerra de Sucesión nació la célebre canción "Mambrú se fue a la guerra", dedicada, de manera bulesca, al duque de Marlborough

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